Vino Rosado: Delicadeza y originalidad. Características y recomendaciones
El vino rosado, también conocido como rosé, es erróneamente conocido como “una mezcla” de vinos tintos y blancos. En enotico creemos que los vinos rosados merecen mucho más que eso, ya que tienen su propia personalidad y características. Veamos algunas de ellas:
Como su nombre lo indica, los vinos rosados tienen tonalidades que van desde el rosado pálido hasta llegar a tonos levemente rojizos. Sus colores pueden recordarte a un atardecer, a corales tropicales, frambuesas y salmón. Con todo esto, podemos afirmar que las botellas de rosé son de las más llamativas, con sus magníficos rangos de color.
En la nariz, el rosé generalmente es refrescante, evocando recuerdos de bayas y frutos rojos. También podemos encontrar vinos rosados con aromas florales, más delicados y efímeros.
Los sabores del vino rosado son suaves y muy agradables, con tonos ligeramente cítricos y -en ocasiones- minerales, entre los predominantes frutales (fresas, frambuesas y cerezas, con tonos ligeramente cítricos y de sandía). Los vinos rosados poseen un cuerpo de estructura media, suave y fluido, muy fáciles de beber.
Recomendaciones para elegir un vino rosado
Algo para tener en cuenta al buscar un vino rosado, es que con frecuencia su coloración es una buena indicadora del sabor y el aroma. Los rosados con tonalidades más pálidas serán más ligeros en el paladar que aquellos con colores más intensos.
La temperatura ideal para disfrutar de un rosé se encuentra entre los 9 y 11°C, y son muy buenos compañeros de platos ligeros y postres frutales o pasteles de cremas.
¿Te imaginas una apacible tarde de picnic en el parque, acompañando unos pastelitos de fresas con un buen rosé?