Vino blanco: Ligereza y frescura. Características y recomendaciones
La primera característica distintiva de los vinos blancos es, obviamente, su color. Sus tonalidades pueden pasar desde un tenue amarillo verdoso hasta el dorado cristalino. Visualmente, el vino blanco transmite suavidad y frescura, lo cual contrasta muy bien con sus sensaciones en la boca.
El vino blanco es -por lo general- más ligero y sutil en sus sabores que el vino tinto. Suele ser más ácido y astringente, lo cual expresa frescura y energía. Además puede variar en su grado de dulzura: tanto si te gustan los vinos secos como los vinos dulces, encontrarás uno para tí. ¡Hay vino blanco para todos los gustos!
En cuanto a los aromas, los vinos blancos presentan una delicadeza exquisita. Podrás encontrar en ellos notas que te recuerdan a la manzana, el pan, mantequilla, miel, vainilla y albaricoques. En la nariz reconocerás tonos frutales y florales alimonados, y también expresiones de la fermentación (el famoso olor a panadería).
Recomendaciones para elegir un vino blanco
¡Presta atención a la edad del vino! Los vinos jóvenes y los que han sido sometidos a crianza tendrán sensaciones diferentes para descubrir.
Los vinos blancos -como todos los vinos- tienen una temperatura ideal de consumo. Recomendamos beber estos vinos a 7-10°C, siendo enfriados de manera gradual.
Maridajes: Los vinos blancos acompañan muy bien a la cocina mediterránea, a las pastas y los sabores del mar.
¿Te imaginas una noche cálida en la costa, disfrutando de unas deliciosas tapas acompañadas de un refrescante vino blanco bajo las estrellas?