La cerveza es una de las bebidas más populares en España (y del mundo), pero no siempre fue así. Su fama entre los adultos españoles es relativamente nueva, ya que durante los últimos siglos, la cerveza fue ampliamente superada por el vino en cuanto a prestigio y aceptación.

En la actualidad, España es uno de los países con mayor consumo de cerveza per cápita en Europa, pero, ¿cómo ha sido la transformación y crecimiento de la cerveza a lo largo de la historia? Vamos a descubrirlo.

La cerveza primitiva

El consumo de cerveza se remonta en el tiempo hacia los mismos orígenes de la humanidad. Se sabe que en nuestro territorio, los pueblos Íberos preparaban y bebían cerveza, y hasta es probable que fuese utilizada en rituales religiosos. Como podéis imaginar, era una bebida muy diferente de la que conocemos y amamos hoy. Para elaborarla, los antiguos fermentaban cereales primitivos, como la cebada o el trigo, a los que luego agregaban otras hierbas. El producto resultante tenía un elevado contenido de alcohol… digno de bárbaros ¿no?

Con la llegada de la conquista romana, esta “cerveza” fue desplazada a un segundo plano. Los romanos preferían el vino, y la península Ibérica era el lugar perfecto para cultivar la vid y producirlo. Así, la cerveza (que ellos llamaban Caelia) casi fue olvidada por ser la bebida de las tribus incivilizadas.

Gracias, Carlos

La caída del Imperio Romano implicó una mejora en el estatus y la producción cervecera en Europa, pero no sucedió lo mismo en España. La Península Ibérica siguió siendo una región casi exclusivamente productora de vino hasta que en el siglo XVI, con el reinado de Carlos V, la cerveza empezó a ganar popularidad en la corte.

El rey era un reconocido amante de la cerveza, y comenzó a difundir su pasión entre los nobles. Favoreció la importación de su bebida predilecta, y llegó incluso a construir la primera fábrica de España y traer maestros cerveceros desde Flandes.

En esos tiempos la cerveza era elaborada por monjes cristianos, con recetas secretas que incluían cebada, hierbas y levadura. Por este motivo esa fábrica original se construyó en el Monasterio de Yuste, donde curiosamente Carlos se retiró al finalizar su reinado.

¡Brindemos por este auténtico Rey birrero al que tanto le debemos!

El siglo XIX y el estallido de la cerveza

Vamos ahora hasta el siglo XIX, donde ocurrieron dos nuevos eventos importantes en la historia de la cerveza española: la Revolución Industrial, y la plaga de filoxera. Estos sucesos lograron finalmente equilibrar la presencia de la cerveza con la del vino en el territorio español.

Mientras que la cerveza era considerada la bebida de la clase obrera a lo largo y ancho de Europa, la situación opuesta ocurría en España. Aquí la cerveza era la preferida de la burguesía, probablemente por su previa popularidad entre la aristocracia, como ya hemos mencionado.

Sin embargo, el pueblo empezaba a demandar más y más a nuestra amada cerveza, y el incremento de esa demanda fue causado por la plaga más devastadora de la historia de la viticultura: la filoxera. Este insecto (Daktulosphaira vitifoliae) de origen americano llegó al viejo continente y causó estragos en las vides que no estaban adaptadas al nuevo agresor. La filoxera daña las hojas y raíces de la vid, debilitando a la planta y volviendola propensa a ataques de hongos y enfermedades, que pueden terminar matando a la planta en los peores casos. Si bien podría decirse que en un principio esta plaga fue beneficiosa para España, ya que llegó a la península de forma tardía y gracias a ello empezamos a exportar vinos a Francia, a la larga provocó inmensas pérdidas. La invasión impactó a millones de hectáreas de viñedos, y las bodegas tardaron décadas en recuperarse de esta infestación.

La imponente caída en la producción del vino hizo que la cerveza ocupara este lugar vacío en la mesa española, y lo hizo en el momento perfecto para la producción: la Revolución Industrial.

En 1856 se fundó Moritz, la primera compañía industrial cervecera de España. Nuevas tecnologías de fermentación, refrigeración, conservación, elaboración, envasado, transporte y almacenamiento: la Revolución Industrial puso a disposición métodos especializados y exclusivos para la elaboración cervecera. Esto provocó, que a finales del siglo la cerveza había aumentado sus estándares de calidad y pudo lograr la producción masiva, con el consiguiente incremento en el consumo. Justo a tiempo para entrar al próximo siglo.

La cerveza llega a la cima

En el siglo XX empezaron a fundarse las multinacionales cerveceras, verdadera evidencia del amor global por la cerveza. Llegó la automatización a las industrias, multiplicando la velocidad de producción. Y entonces, sucedió lo que tan sólo 200 años atrás parecía imposible: la cerveza superó al vino como la bebida más consumida en España.

La actualidad: el paraíso cervecero

El siglo XXI está aún en pañales, pero promete un futuro alentador para los birreros españoles: la mejor calidad que haya existido, diversificación de estilos y, claro, la explosión de la producción artesanal. Nunca había sido tan fácil disfrutar de una buena caña, especialmente ahora que enotico se encarga de conectar al consumidor con el productor; uniendo la oferta y la demanda en un sólo lugar. Del color, sabor y graduación alcohólica que quieras; de tu marca preferida, o experimentando siempre nuevas firmas: la oferta de cerveza es increíblemente variada.

Vivimos en un real y legítimo paraíso cervecero, ¡no dejemos de aprovecharlo!

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